Ella me hablaba en sueños,
me desarmaba de amor.
Yo contestaba con voz calma,
alejándola del temor.
Fuera del mundo de pesadillas,
basta de monstruos y asesinos.
Dáme la mano, vení conmigo,
yo te muestro otros caminos.
Una vez llamó a mi nombre,
y muy fuerte me abrazaba.
¿Sabés que acá podes volar?
Yo me quedo así agarrada.
Me alejó de la Tierra,
y a la Luna me llevó.
Era casa de los gatos,
como uno bien explicó:
Este es mi mundo y de los míos,
aquí no viven los humanos.
Pero en caso de extravíos,
haremos uso de sus manos.
Nos falta combustible,
a base de habilidad.
Un pasaje hacia la Tierra,
a invocar felicidad.
Aquí estamos sólos,
sobrecargados de poder.
Es la energía lunar,
la batería de nuestro ser.
Quisieramos eso tan solo,
una especie de favor.
Sentirán nuestra presencia,
tendrán fuerza, luz, y enérgico color.
Desde entonces nos usaron,
de medio de transporte.
Vienen desde lejos
a hacerse el pasaporte.
Moonatics se han llamado,
y desde la embajada:
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