Encontré una historia tirada, abollada, en el piso de un bar. No pude aguantar la curiosidad, las ganas, tenía que leerla. Estaba escrita a computadora, impresa en una hoja tamaño A4. Todo parecía muy prolijo y muy formal, exceptuando el hecho de que estaba por demás arrugada. Parecía haber sido apretada con fuerza, o con bronca. Pero eso demostraba cierta importancia. Quién sea que la haya escrito le dedicó su tiempo en serio. Claro que eso lo asumo luego de a haberla leído. Pero se nota que le dedicó un espacio en su agenda, y su total concentración. A simple vista, de re-ojo, ya causaba sensaciones contradictorias. Se sentía como una cuestión de amor y desamor. O de verdad contra mentira. O de algo con ese tipo de intensidad, y ese tipo de peso.
Mientras me acomodaba en la silla del bar, con el bollo de papel en la mano, pensaba un millón de cosas por minuto. Nunca fue fácil seguir el hilo de mi pensamiento, pero sí dejarse llevar por él. Aún mejor sin cuestionarlo. Característica personal que no siempre me fue favorable. Sin embargo, gracias a ello, sí soy del tipo de personas que levantan ese tipo de papeles, descartados y abandonados. Porque soy responsable de mi destino. Depende de mí, y no pienso dejarlo al azar. Actúo; investigo, pruebo... En fin.
Estaba ahí esperando a alguien por un tema de trabajo, pero el hombre no llegaba; y yo tenía un texto que latía en mis manos. Juré sentirlo palpitar. Hasta imaginé si tendría sangre azul corriendo por sus letras (en vez de tinta). Organicé mi mesa, separando lo laboral de lo personal, y me dispuse a estirar por completo el papel. Lo hice con cuidado porque no quería romperlo por mi ansiedad. Ese día llovía, la vida estaba húmeda, pesada, y embarrada de huellas. A pesar de todo eso, el texto era claro; legible. Hasta "justificado" y con márgenes lo suficientemente anchos, como para evitar cortes en el texto en sí. Casi como si al imprimir lo hubieran sabido todo. Decía lo siguiente:
Querida xxxxxxx.
Voy a contarte algo que nunca le conté a nadie. Algo que no vas a creer. Es mi secreto mejor guardado, siendo también el más importante. Es la razón por la cual yo soy tan yo. Estoy segura que no debería decírtelo. Me clasificarías de loca, derecho al estante de Fantasía/Ciencia Ficción. Pero más allá de eso, necesito hacerlo. Tenés que saber, por más que sea imposible que lo comprendas. Porque la verdad es la verdad, aún cuando cerrás los ojos y los oídos. Siempre está presente. Titilando. Y yo no aguanto más. Estoy con los labios cosidos, las alas atadas, y un ancla en el pie. Sé que todo esto te va a llamar la atención; soy experta disimulando. Porque soy capaz de adaptarme a todos los hábitats de la Tierra. Pero la realidad es que no soy exactamente "de la" Tierra. Técnicamente hablando (o mejor dicho, escribiendo). Lo cierto es que no siempre fui humana. Y el hecho en particular por el cual estoy acá, con vos, sin vos, pensándote; es que elegí este camino para poder acompañarte. Porque te crucé sin querer en uno de mis viajes, y te vi en profundidad. Chocamos, y vos ni te habías dado cuenta todavía. Porque no me sentiste; no podías verme. Pero yo si pude hacerlo. Y no dudé demasiado al tomar la decisión de hacerme humana. Había visitado tu mundo unas cuantas veces, y siempre supe rescatar lo bueno. Lo que me costó más fue renunciar a lo mío. A mi vida espiritual, y a mi mundo natal. A mis expediciones, y a mis aventuras en los universos más insólitos que te podrías imaginar. Conocí ciertos personajes que nunca más vería, ya que acá, en la vida humana, son imperceptibles. Fue muy difícil despedirme de eso; y de otros tantos detalles de mis vidas pasadas, y de las otras paralelas. Pero lo hice por amor. Porque lo sentí, en vos, acá, dentro de tu mundo. Y no me arrepiento para nada de haberlo hecho. Nunca te lo recriminaría, vos no podías saber lo que estaba pasando, y yo no podía consultarte. Tenía que tomar una decisión concreta. Elegir un camino. No soporté la idea de quedarme eternamente con la curiosidad, de lo que hubiera pasado, si me hubiese animado a conocerte. Dejé de dudar un día que rozaste mi mano con la tuya, sin saber que la mía estaba ahí. Quise sentir tu piel, pero yo no tenía una con la cual sentir la tuya. Vi la caricia con impotencia, curiosidad, y ganas de más. Ese fue el día que tomé las riendas de mi futuro. Afortunadamente, gracias a ese momento, empezaste a verme con tus propios ojos. Pudiste sentir mi caricia, y compartirme la tuya. Ésta vez era real. Yo existía, en tu plano, en tu vida y en tu mundo. Me pusiste un nombre inventado y me aceptaste. Compartimos profundas emociones y algunas experiencias. Viste en mi mirada de humana, la pureza del amor, y no lo supiste rechazar. Muchas veces quise decirte la verdad de mi pasado. Tenía ganas de contarte partes de algunas vidas, y enseñanzas de algunos seres. Hasta quería contarte sobre las sociedades en otras galaxias. Honestamente, todavía quiero. Hay tanto para hablar, tengo tanto para decir. Mujer, es muy complicado ponerlo en palabras. Pienso en vos, leyendo ésta carta, sin entender nada. De dónde salió ésta historia; te preguntarás. O qué significa. La realidad es que si vos me amaras a mí, algún día, así como lo hago yo, podrías conocerme realmente. En total. Yo quiero eso con vos. Podríamos acompañarnos; si vamos para el mismo lado, ¿por qué no ir juntas?. Elegiríamos los caminos más interesantes, y definitivamente haríamos un muy buen equipo. Mi intención es hacer todo eso con vos. Con todas las ramificaciones posibles que la vida nos depare, incluídas. Quisiera estar a tu lado en general. No agobiándote, no dejaría que te encierres en mí. No me permitiría hacerte peso. Me encanta verte levantar vuelo. Disfruto verte ser tan vos. Y aún hoy, después de tanto tiempo, tanta vida, me sigo quedando con ganas de más. Por más que ame lo que tenemos. Es por eso que te estoy admitiendo mi secreto. Es una prueba. Si podés creerme, y aceptar la idea de conocerme en serio, puedo amarte de maneras que ni sabías que existían. Ni las creías posibles. Soy capaz de amarte, cuidarte, y acompañarte toda mi vida, incondicionalmente, si me dieras esa oportunidad. Quisiera sacarme la máscara un día, mientras vos bajás tu escudo. Quisiera intentarlo, aunque sea una vez. Conocerte más. Entera. Estar ahí para vos, cuando lo necesites. Y no estar, para cuando necesites exactamente eso. Espero que puedas comprender mi conflicto a la hora de admitirlo. Temo decirte ciertas cosas. Desarmarme y desnudarme. Podrías creer que estoy loca, u obsesionada tal vez ¿Sociópata? O mitómana también. Es un peligro éste plan de confesión. Está fuera de ley en la mayoría de los mundos. Es sólo que... Tengo muchas ganas de conocerte aún más. Al fin podés verme, y yo puedo sentirte. Y quiero que te animes a acercarte. No busco perderte. No debo decirte. No podrás creerme. No querré negarlo. Te amo.
Voy a contarte algo que nunca le conté a nadie. Algo que no vas a creer. Es mi secreto mejor guardado, siendo también el más importante. Es la razón por la cual yo soy tan yo. Estoy segura que no debería decírtelo. Me clasificarías de loca, derecho al estante de Fantasía/Ciencia Ficción. Pero más allá de eso, necesito hacerlo. Tenés que saber, por más que sea imposible que lo comprendas. Porque la verdad es la verdad, aún cuando cerrás los ojos y los oídos. Siempre está presente. Titilando. Y yo no aguanto más. Estoy con los labios cosidos, las alas atadas, y un ancla en el pie. Sé que todo esto te va a llamar la atención; soy experta disimulando. Porque soy capaz de adaptarme a todos los hábitats de la Tierra. Pero la realidad es que no soy exactamente "de la" Tierra. Técnicamente hablando (o mejor dicho, escribiendo). Lo cierto es que no siempre fui humana. Y el hecho en particular por el cual estoy acá, con vos, sin vos, pensándote; es que elegí este camino para poder acompañarte. Porque te crucé sin querer en uno de mis viajes, y te vi en profundidad. Chocamos, y vos ni te habías dado cuenta todavía. Porque no me sentiste; no podías verme. Pero yo si pude hacerlo. Y no dudé demasiado al tomar la decisión de hacerme humana. Había visitado tu mundo unas cuantas veces, y siempre supe rescatar lo bueno. Lo que me costó más fue renunciar a lo mío. A mi vida espiritual, y a mi mundo natal. A mis expediciones, y a mis aventuras en los universos más insólitos que te podrías imaginar. Conocí ciertos personajes que nunca más vería, ya que acá, en la vida humana, son imperceptibles. Fue muy difícil despedirme de eso; y de otros tantos detalles de mis vidas pasadas, y de las otras paralelas. Pero lo hice por amor. Porque lo sentí, en vos, acá, dentro de tu mundo. Y no me arrepiento para nada de haberlo hecho. Nunca te lo recriminaría, vos no podías saber lo que estaba pasando, y yo no podía consultarte. Tenía que tomar una decisión concreta. Elegir un camino. No soporté la idea de quedarme eternamente con la curiosidad, de lo que hubiera pasado, si me hubiese animado a conocerte. Dejé de dudar un día que rozaste mi mano con la tuya, sin saber que la mía estaba ahí. Quise sentir tu piel, pero yo no tenía una con la cual sentir la tuya. Vi la caricia con impotencia, curiosidad, y ganas de más. Ese fue el día que tomé las riendas de mi futuro. Afortunadamente, gracias a ese momento, empezaste a verme con tus propios ojos. Pudiste sentir mi caricia, y compartirme la tuya. Ésta vez era real. Yo existía, en tu plano, en tu vida y en tu mundo. Me pusiste un nombre inventado y me aceptaste. Compartimos profundas emociones y algunas experiencias. Viste en mi mirada de humana, la pureza del amor, y no lo supiste rechazar. Muchas veces quise decirte la verdad de mi pasado. Tenía ganas de contarte partes de algunas vidas, y enseñanzas de algunos seres. Hasta quería contarte sobre las sociedades en otras galaxias. Honestamente, todavía quiero. Hay tanto para hablar, tengo tanto para decir. Mujer, es muy complicado ponerlo en palabras. Pienso en vos, leyendo ésta carta, sin entender nada. De dónde salió ésta historia; te preguntarás. O qué significa. La realidad es que si vos me amaras a mí, algún día, así como lo hago yo, podrías conocerme realmente. En total. Yo quiero eso con vos. Podríamos acompañarnos; si vamos para el mismo lado, ¿por qué no ir juntas?. Elegiríamos los caminos más interesantes, y definitivamente haríamos un muy buen equipo. Mi intención es hacer todo eso con vos. Con todas las ramificaciones posibles que la vida nos depare, incluídas. Quisiera estar a tu lado en general. No agobiándote, no dejaría que te encierres en mí. No me permitiría hacerte peso. Me encanta verte levantar vuelo. Disfruto verte ser tan vos. Y aún hoy, después de tanto tiempo, tanta vida, me sigo quedando con ganas de más. Por más que ame lo que tenemos. Es por eso que te estoy admitiendo mi secreto. Es una prueba. Si podés creerme, y aceptar la idea de conocerme en serio, puedo amarte de maneras que ni sabías que existían. Ni las creías posibles. Soy capaz de amarte, cuidarte, y acompañarte toda mi vida, incondicionalmente, si me dieras esa oportunidad. Quisiera sacarme la máscara un día, mientras vos bajás tu escudo. Quisiera intentarlo, aunque sea una vez. Conocerte más. Entera. Estar ahí para vos, cuando lo necesites. Y no estar, para cuando necesites exactamente eso. Espero que puedas comprender mi conflicto a la hora de admitirlo. Temo decirte ciertas cosas. Desarmarme y desnudarme. Podrías creer que estoy loca, u obsesionada tal vez ¿Sociópata? O mitómana también. Es un peligro éste plan de confesión. Está fuera de ley en la mayoría de los mundos. Es sólo que... Tengo muchas ganas de conocerte aún más. Al fin podés verme, y yo puedo sentirte. Y quiero que te animes a acercarte. No busco perderte. No debo decirte. No podrás creerme. No querré negarlo. Te amo.
Siempre tendremos el
"qué hubiera pasado si..."
xxxxxxx
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